lunes, 9 de noviembre de 2009

SI, ACEPTO




Llegó el momento, tu pareja y tú están frente al altar, tú estas vestido (a) como siempre lo soñaste, frente a ustedes se encuentra el Padre realizando la misa, miras a tu alrededor y hallas miradas de emoción de tus padres, tus hermanos, tu familia y amigos que te acompañan en ese momento, todo está listo para que realices tus votos matrimoniales y prometas ante Dios lo siguiente:
“Yo….…te acepto a ti….…..como mi legítimo esposo (a) y prometo serte fiel en lo favorable y en lo adverso, en la salud y en la enfermedad, en la pobreza y en la riqueza. Y prometo amarte y respetarte todos los días de mi vida”.
Al recordar estas palabras se me hace difícil no contener la emoción y traer a mi memoria lo que dije el día de mi boda, agarrando las manos de Ricardo y mirándolo a los ojos, fue un momento hermoso e importante. Y es que este voto no es algo que dices “así por así” como por ejemplo “el lunes te juro que empiezo mi dieta” o el clásico “te prometo que mañana te pago”. ¡NO! ésta es una promesa de vida que haces a Dios y a tu pareja ante toda tu familia y amigos el día de tu matrimonio.
Debemos reconocer su importancia, los votos matrimoniales no son sólo palabras es más que una promesa de vida, es un compromiso que has prometido cumplir. Muchas parejas no saben lo que en verdad significan estos votos y al momento de darse la oportunidad de faltar a ellos, pues lo hacen sin recordar lo que alguna vez prometieron a la persona que aman.
Recuerdo muy bien que cuando Ricardo y yo estuvimos en todos los “ajetreos” para nuestra boda, habíamos quedado que los votos matrimoniales serían distintos, habíamos dicho que lo escribiríamos nosotros mismos y que tendríamos en cuenta lo que “se dice usualmente” como juramento, pero le agregaríamos “algo”, para que sea mucho más personal. Pero lamentablemente luego del “corre corre” no pudimos concretar esa idea, porque teníamos que presentar los votos al cura días antes de la ceremonia y nosotros ya no alcanzamos a hacerlo. Es entonces que en la ceremonia religiosa, tanto él como yo –sin pensarlo dos veces- pudimos modificar una parte del “clásico” juramento que dice: …”Y prometo amarte y respetarte todos los días de mi vida”. Cuando a Ricardo le tocó decirlo él repitió todo lo que el cura le decía y agregó: “…Y prometo amarte y respetarte todos los días de MI LARGA vida”, y cuando fue mi turno yo dije: “Y prometo amarte y respetarte hasta el cielo”. Fue un momento realmente intenso y emotivo que quedará marcado en nuestras mentes
He visto varios matrimonios (más en el extranjero que aquí en Perú) que acostumbran a hacer ellos mismos sus votos matrimoniales. A mí me parece una idea genial es más estoy dispuesta a hacerlo, a pesar de que no sea 12 de diciembre del 2008, a pesar de no tener mi vestido blanco puesto, a pesar de no estar en la Iglesia. Ustedes serán testigos de mi voto de amor, que es, además, una sorpresa para Ricardo cuando lea este post:
“Yo Fiorella, te prometo a ti Ricardo que estaré contigo en cada momento de nuestras vidas, sabes que cuentas conmigo en cualquier instante, seré tu amiga, tu amante, tu confidente, tu fan, tu esposa. Estoy para apoyarte y alentarte en cada momento. Sé que habrá muchos días en los cuales nos volveremos locos y pensaremos en alejarnos, pero estoy segura de que nuestro amor es más grande que las vicisitudes. Nuestra historia recién empieza y estoy segura mi amor, que será de aquellas donde el tiempo no existe. Te amo”
Definitivamente fueron testigos de una promesa de amor. Gracias por ser partícipe de ésta y por ser valientes al enfrentarse a una “excesiva dosis de azúcar”.
Cuéntenme ¿cuáles fueron sus votos matrimoniales? o ¿qué tienen pensado decir a su pareja en ese momento tan importante?

No hay comentarios:

Publicar un comentario